El jazz ha experimentado un desarrollo ubérrimo en las casi dos décadas que llevamos de este siglo. Los desarrollos tecnológicos han facilitado la comunicación, hibridación y sincretismo entre diversos géneros, estilos y escenas, dando lugar a un nuevo panorama musical mucho más complejo, abrumador, e incluso competitivo.
Gracias a músicos como Abe Rábade, el jazz permanece al frente de la vanguardia musical, de la inventiva y la creatividad. Es uno de esos músicos inquietos que hace que la experiencia musical se mantenga fresca, su concepción de la música es serena y provocativa, compleja y sugerente.
Con motivo de su concierto en el longevo Festival de Monterey (California) el pasado 29 de septiembre, hemos hablado sobre su forma de entender el jazz, sus proyectos, sus raíces musicales e inquietudes.
Mañana coges un vuelo a California, concretamente a Monterey, allí vas a actuar en uno de los festivales de jazz más importantes del panorama mundial. Ya has tocado en algunos lugares emblemáticos de Estados Unidos como el Lincoln Center o el Carnegie Hall y ahora vuelves a cruzar el charco, esta vez para una cita muy especial, ¿Qué supone para ti formar parte de un cartel tan exclusivo como el del Festival de jazz de Monterey?
La verdad es que es muy especial. A diferencia de otras ocasiones en las que he estado allí, esta vez me llevo a mi trío, que es mi proyecto principal desde hace muchos años, especialmente este que está formado por Pablo Martín Caminero y Bruno Pedroso, con los que llevo tocando doce años. Verdaderamente es un orgullo tremendo y una gran ilusión el poder tocar y formar parte de un evento tan emblemático.
Además, va a ser una ocasión muy especial porque se han dado una serie de circunstancias de estas que parecen venir del azar haciendo sus ‘falcatruadas’, y es que el comienzo del disco y del concierto es una transcripción de Angela Davis, que estará presente en este festival y va a ser realmente emocionante tocar para ella. Desde el punto de vista simbólico, de realización personal como jazzista, creo que va a ser un momento único.
[su_pullquote align=”right”]«A diferencia de otras ocasiones en las que he estado allí, esta vez me llevo a mi trío, que es mi proyecto principal desde hace muchos años»[/su_pullquote]
¿Qué sentiste al enterarte de esto? ¿supone una presión añadida o es un aliciente para ti?
No, no lo llamaría presión, en todo caso es una responsabilidad de algún modo, pero yo prefiero verlo como un homenaje a una persona muy comprometida. La razón por la que yo decidí transcribirla es porque su voz emociona al transmitir lo que dice, y yo creo que tanto en la lengua hablada como en la música, esa intención, el cómo las cosas son dichas, es lo más importante. Esa fue la principal razón por la que elegí su discurso: su forma de hablar, los intervalos, los ritmos que se parecían al blues o al gospel, a algo tremendamente jazzistico. Creo que tiene un grado de veracidad muy fuerte, tanto emocional como racionalmente. Al final me da la sensación de que se completa un círculo, de que en la transcripción se plasma lo genuino, entendiendo este genuino como la verdad implícita en sus palabras, a diferencia de tantos discursos políticos que se dan hoy en día.
Creo que va a ser una manera muy bonita de conocer a Angela Davis. Como ya he dicho, es una responsabilidad y un homenaje en el que la mayor dificultad va a estar en tocar a tiempo real con una proyección de imagen de la entrevista detrás del escenario, tengo que estar completamente mimetizado con su voz y con el video para seguir perfectamente el ritmo ‘caprichoso’ de su discurso a través de una harmonía y transcripción completamente jazzísticas.
Por cierto, ¿de dónde surge esta idea de armonizar y transcribir un discurso hablado?
Es un proceso que a mí me resulta muy atractivo. Ajustas a una afinación de doce notas las alturas melódicas de una persona hablando, los acentos, la organicidad dinámica. Creo que eso es lo más difícil y también la razón por la que hago estas transcripciones, me gusta mucho bucear en la legua hablada porque tiene una jerarquía interna, una riqueza brutal.
Por lo que dices, podría parecer que a veces cae en lo aleatorio, ¿es así?
No tan aleatorio, pero obviamente aquí influye mucho lo genuino de quien habla, sus intenciones, las emociones, las razones, etc. Desde el punto de vista estético influyen mucho este tipo de cuestiones, a las que, finalmente, se acomoda el trabajo del músico, el ejercicio de mimetizarse, armonizar el discurso, que es lo que acaba realzando las facetas psicológicas o emocionales. Es un campo de investigación que me fascina, me parece muy curiosa la relación entre la voz y la música. Por ejemplo, hace poco, en otro experimento que tengo con un discurso de Mujica, me di cuenta de que este suena a tango.
[su_pullquote]«Vamos a grabar disco en primavera y vamos a tocar al menos un tema de ese disco, el bolero ‘Veinte años’»[/su_pullquote]
Este año has presentado tu trabajo a trío Doravante, sin embargo, has estado participando y dirigiendo otros proyectos muy interesantes en los que oscilas entre la fusión, la música tradicional, entre otros. ¿Qué tienes preparado para esta ocasión? ¿Alguna sorpresa?
Sí, ahora mismo estamos en un momento de transición. Vamos a grabar disco en primavera y vamos a tocar al menos un tema de ese disco, el bolero ‘Veinte años’, que ya presentamos en el festival de Cangas el mes pasado, un bolero fabuloso de María Teresa Vera, una canción cubana del año 1975.
Vamos a aprovechar este momento de transición para empezar a renovar repertorio, la mayoría de material nuevo todavía no está ensayado pero si escrito, es un material complejo pero fresco que iremos preparando y presentando poco a poco.
Aunque todavía no lo he anunciado oficialmente, tengo un proyecto en mente que, en cierto modo, forma parte de este nuevo disco, voy a llevar a cabo un concierto para trío de jazz con banda sinfónica que orquestaré yo mismo. Es un proyecto que todavía está en desarrollo y se llevará a cabo de aquí a uno o dos años.
Sé que eres fan de los productos extraños, del jazz híbrido y los experimentos musicales, sobre todo de incorporar discursos y recursos musicales de tu tierra, Galicia, al jazz. ¿Crees que tu forma de entender la música y tu forma de tocar está condicionada por tu herencia gallega?
Si, en cuanto a esto, defiendo un juego de palabras que en inglés tiene una sonoridad preciosa, que es ‘roots and routes’. Es tan importante saber de dónde vienes culturalmente como saber a dónde vas, es decir, trazar esas rutas que muchas veces te llevan la contraria, en esa exuberancia está el interés de este tema. Lo difícil de las hibridaciones es que los polos ‘contrarios’ de los que surgen estas no se anulen, que sean complementarios, que sinteticen. En mi caso, uno de esos polos, indudablemente, tiene que ver con la tradición en la que nací. De hecho, descubrí que hay un ritmo en Galicia que se llama ‘muiñeira vella’, que es un ritmo ternario, que tiene un acento que es completamente africano, está en la segunda corchea de tresillo. Es una cosa en la que si te paras a pensar y le das el peso que realmente tiene, musicalmente hablando, te ayuda a abrazar la música de raíz africana con un pié en tu propia tradición musical. Esto es algo con un poder tremendo y en lo que estoy muy interesado.
Hay varios músicos gallegos que también han elaborado y desarrollado ideas a partir de música tradicional gallega como Baldo Martínez o Alberto Conde, ¿crees que existe un sonido, una forma de tocar o un estilo característico en el jazz dependiendo de las tradiciones musicales de cada lugar?
En este caso creo que no, en mi opinión, afirmar esto sería caer en el ‘lecho de Procusto’. Creo que sería un error tomar los estilos o formas musicales e intentar que entren en un formato predefinido. Las etiquetas y las conceptualizaciones de los hechos artísticos vienen a posteriori.
Ojalá en algún momento podamos hablar de algo que es seguido por tanta gente, en el caso concreto de Galicia, que comience un movimiento homogéneo y no sean solamente individuos aislados o fenómenos minoritarios. De todas formas, hablar de un sonido característico propio de un lugar dentro del jazz es duro, creo que los músicos de cada lugar, si tienen un mínimo de sensibilidad, van a integrar esos elementos autóctonos. Pero esto no puede llevarnos al relativismo cultural extremo ya que creo que le quitaría viveza y libertad a este binomio del ‘roots and routes’ del que te hablaba. El maridaje tiene que darse de una forma libre, no de una forma sintética. Finalmente todo es lícito, pero creo que hay una forma más natural de hibridar y otra más forzada.
[su_pullquote align=”right”]«Hay que tomar al público como gente inteligente»[/su_pullquote]
Siempre intentas que tus discos partan de un concepto y tengan una continuidad, ¿crees que esa idea primigenia es explicita y entendible a través de la propia música o necesita un discurso que la apoye?
Es una pregunta muy difícil de responder. Entiendo este concepto que envuelve el disco como un cristal desde el que mirar. Este filtra todo el paisaje que hay más allá y te permite observar los detalles, pero ese paisaje puede ser entendido de forma diferente por cada observador. Este cristal, musicalmente, podría ser un título, un compás, que da un prisma sobre el que interpretar y entender cada composición, siempre hay un tránsito, una continuidad que hace que los discos sean productos conceptuales concretos, pero lo suficientemente abiertos como para que sea interpretable.
Las manifestaciones artísticas contemporáneas, para mí, deberían partir de una idea que escuché a un escenógrafo gallego, Quico Caraval, quien insiste en que hay que tomar al público como gente inteligente. Si eres demasiado explícito, demasiado didáctico en la forma de expresarte, no estás considerando a tu público como gente inteligente. Al final se trata de ofrecer algo que sea suficientemente laberíntico, atractivo y sugerente para que quien te escuche pueda conectar y sentirse identificado con dimensiones compatibles con lo que tu propones.
Has estudiado en Berklee en Boston y desde hace varios años eres profesor en el Seminario permanente de jazz de Pontevedra, además conoces de primera mano las escenas nacionales e internacionales, ¿cómo ves el futuro del jazz, a qué crees que tiende? ¿Crees que sigue teniendo el mismo potencial creativo que hace años o cada vez está más estandarizado?
A mí me parece que la escena es muy heterogénea. Creo que la internacionalización es un hecho y ahora mismo está en un momento especialmente interesante, hay gente en diferentes puntos del mundo haciendo hibridaciones con sus culturas y esas formas de tocar se van integrando en el jazz de forma muy natural. Yo diría que el panorama es ecléctico.
Por otro lado, cabría hablar de los programadores de conciertos, de si hacen eco de este panorama tan rico. Podríamos preguntarnos si estos programan de una forma frívola o realmente sustanciosa, de los criterios a la hora de elegir, porque muchas veces, los intereses de estos programadores van más allá de lo musical, esto puede confundirnos y podemos llegar a creer que existe una estandarización. Personalmente creo que el panorama actual de jazz contemporáneo es atractivo y está integrando mucho más de lo que históricamente ha hecho.
¿Cuál es el secreto para mantener los niveles de creatividad, interpretación y calidad dentro de una escena tan dinámica y competitiva como la del jazz?
Creo que el único secreto es el trabajo. Uno tiene que tener la cabeza caliente para soñar e imaginar pero al mismo tiempo tener la mente fría para mantener activa y viva una carrera musical. Hay que estar ilusionado, pero también es muy importante este punto más aséptico y frío en el que hay que trabajar todos los días.
Para finalizar, una pregunta realmente difícil para alguien con una trayectoria como la tuya ¿Qué te gustaría hacer y todavía no has hecho a nivel musical?
Sí que es difícil. Estoy en ello desde hace tiempo, me atrae mucho la idea de seguir ahondando en la línea de un espectáculo que hice, que se titulaba ‘Lorca namorado’, que incluía varias disciplinas como danza, audiovisual, teatro, música, etc. me gustaría trabajar en un espectáculo que contemple varios sentidos. Tengo una idea sobre la que ya he empezado a trabajar que tiene muy presentes los poemas visuales, fotografía en movimiento, algo similar a la película ‘La jetee’ de Chris Marker.
No diría que se trata de una ópera, pero si me gustaría algo que llevase una estructura dramática y un impacto visual. Es difícil porque es muy costoso e implica a mucha gente creativa que no solamente es del ámbito musical, pero puestos a soñar, ojalá algún día pueda hacer algo como lo que te estoy describiendo.
Adrián Besada