Monika Herzig: Eternal Dance

Monika Herzig es una pianista alemana residente en Estados Unidos que acaba de lanzar su último disco que lleva por título ‘Eternal Dance’.

Suele pasar con más frecuencia de la que se cree (¿se cree?) que los discos considerados ‘menores’, porque son de jazzman o jazzwoman —vamos a ponernos pc— son los que más sorpresas te dan cuando los escuchas. Esto es lo que pasa con ‘Eternal Dance’.

Monika Herzig, que tiene ocho discos a su nombre, viene desarrollando su trabajo, fundamentalmente en el estado de Indianapolis (EE.UU), donde ha sido reconocida con varios premios y donde desarrolla también su labor como docente en música de jazz.

Una de las metas profesionales que tiene Monika Herzig es la de dar la oportunidad de demostrar la valía de las mujeres en el jazz, más allá de ser cantantes.

Así, en ‘Eternal Dance’ todos los músicos son mujeres, desde la guitarrista Leni Stern, que ya tiene tras de sí una importante y notable carrera, hasta la joven trombonista israelita Reut Regev, pasando por la saxofonista Lakecia Benjamin o la veeterana cellista Akua Dixon.

Las doce composiciones que aparecen en ‘Eternal Dance’ recogen las influencias de esta mujer, desde los sonidos brasileños que aparecen en el tema que da título al disco, hasta los ecos de Pat Metheny o el pop de David Bowie sin olvidar las miradas más free de un Ornette Coleman.

Los temas, que recogen tanto temas propios como clásicos del jazz (‘Sometimes I feel like a motherless child’), tiene un evidente guiño hacia el movimiento feminista (aunque, felizmente no se sabe hacia qué lado, si el liberal o el feminazismo), y así está un ‘We can be (S)heroes’, ‘Dear Geri’, un tema con el que recuerda a la pianista Geri Allen, fallecida en 2017, ‘Seas of change’, una pieza dedicada a Greta Thunberg, o incluso ese ‘We Are the Champions’ con el que se inicia el disco es que es toda una declaración de intenciones.

Con ‘Eternal Dance’ Monika Herzig ha hecho un disco variado, tanto que incluso hay free jazz, y entretenido, que pone de manifiesto que las mujeres tienen mucho que decir en el jazz.

Vale.

Y.M.