Pat Metheny: Road to the Sun

‘Road to the Sun’ es el nuevo disco del guitarrista Pat Metheny tras su, justamente, alabado ‘From this place’ (2020).

Que a Metheny le gusta su instrumento, es más, que lo ama, se puede comprobar en la abundante discografía del músico de Misuri, como puede ser el caso de ‘What’s It All About‘ (2011), que es el último que lanzó sólo tocando su guitarra.

Con ‘Road to the sun’ Metheny vuelve a grabar un disco básico, con la guitarra como único instrumento, pero está vez en vez de hacerlo sólo se hace acompañar por el Jason Vieaux y Los Angeles Guitar Quartet.

Este nuevo disco no es un álbum de jazz. Nada que ver. Se trata más bien de música contemporánea pero en su vertiente más clásica.

Pat Metheny tiene acostumbrados a su seguidores a este tipo de cambios que ponen de manifiesto los múltiples intereses sonoros de este músico, ya sea en compañía, grabando con Ornette Coleman u obras de Steve Reich; ya se en solitario, como el tremendo y salvaje ‘Zero Tolerance for Silence’ o el más relajado ‘One Quiet Night’.

Al ser un disco de, para entendernos, música clásica de y para guitarra las referencias a intérprretes/compositores como Francisco Tárrega, Federico Moreno Torroba y Heitor Villalobos son inevitables, acaso porque ‘Unquity Road’ (1976) y ‘Hermitage’ (1979), tocó música de estos artistas.

En el disco aparecen tres composiciones, dos temas largos a modo de suite, `Four paths of light’, dividido en cuatro partes, el tema que da título al disco, compuesto por seis fragmentos, todos ellos compuestos por Metheny; ‘Für Alina’, una creación de Arvo Pärt para piano que el guitarrista traspasa su guitarra Pikasso, esa compuesta por 42 cuerdas, tres trastes y dos bocas.

A lo largo de todo el disco, el sonido de Metheny y sus acompañantes destaca por su organicidad, su falta de artificio, así como sus texturas limpias y un buscado equilibrio.

‘Road to the sun’ es un disco para amantes de la música para guitarra clásica, que acaso no sea del gusto de todos los ‘methenianos’ pero que, una vez más, pone de manifiesto tanto que es un artista que no se duerme en los laureles como el amplio rango de intereses sonoros de Pat Metheny.

Vale.

Y.M.