Cuando se acaba de leer ‘Despedida a la francesa’ de Patrick deWitt al lector le queda (bueno, a mi quedó) un regusto amargo.
Porque la última novela Patrick deWitt es un tragi-comedia en toda regla.
Bueno, de hecho es más tragedia que comedia, y más que comedia es una suerte de astracanada con personajes disparatados a la búsqueda de un sentido a sus vidas.
Y no lo tienen porque, en el fondo, aunque acaso no en la forma (al menos alguno de ellos) son unos pobres desgraciados.
Lo de ‘Despedida a la francesa’ está muy bien traído, ya que lo que hace su protagonista, la nihilista Frances Price, un personaje fascinante por la ambigua y marcada personalidad que posee (es una mala persona, pero también alguien que, más mal que bien, intenta congraciarse si no con el mundo, al menos sí con su único hijo), es una verdadera despedida a la francesa, esto es, irse sin decir adiós.
Con su última novela Patrick deWitt, que alcanzó una notable fama con su anterior ‘Los hermanos Sisters’, quiere crear, al menos en sus inicios, un relato de humor, y a lo largo de la narración van apareciendo personajes de los más disparatado.
Pero una cosa es el humor, otra la astracanada y otra intentar hacer reír a los lectores. Por mucho que metas el espíritu de un difunto en difunto en el cuerpo de un gato, que traigas a colación a una médium para que se ponga en contacto con el muerto/vivo, y a otros personajes más o menos iconoclastas, eso no garantiza que hagas, siquiera, sonreír al lector.
Pero será que quien esto firma no entiende el humor canadiense (deWitt nació en la isla de Vancouver, en Canadá, 1975).
Sin embargo, aunque deWitt no logra sus propósitos humorísticos, lo cierto es que ‘Despedida a la francesa’ se deja leer muy bien, en especial por la figura protagonista, Frances Price, que tiene unos 65 años muy bien llevados, un personalidad arrebatadora y una fama de viuda negra no merecida del todo pero sí algo; y su coprotagonista, su hijo Malcolm, un hombre de 33 años al cual sus padres no le han hecho el menor caso a lo largo de casi toda su vida.
En este sentido el capítulo donde Malcolm narra su estancia veraniega en el internado en el que estudia mientras sus padres están de vacaciones, es demoledor. De ahí los intentos de su madre de arreglar en la medida el desaguisado que ha cometido.
Sí, el drama el novelista canadiense lo manjea bien.
A favor de esta ‘Despedida a la francesa’ de Patrick deWitt es que es concisa, 208 páginas le esperan al lector, y que no se dedica a una vana especulación filosófica y/o metafísica de porque los personajes hacen lo que hacen. Y eso, ahora mismo, es muy de agradecer.
Vale.
I. Letrado
Editorial: Anagrama Páginas: 208 Año: 2021 Traducción: Mauricio Bach |