Que me toque reseñar este ‘Política sexual de la pornografía´ de Monica Alario Gavilán es un error, un terrible error, tanto para mí mismo como para la autora de este tesis doctoral aparecida ahora en formato de libro.
La razón de este error, que sólo es imputable al editor de esta web, es que soy hombre y heterosexual (cis, me malicio que diría Mónica Alario Gavilán).
Sobre el ‘Política sexual de la pornografía’, que lleva el explícito subtítulo, por si cabía alguna duda, de ‘Sexo, desigualdad, violencia’ la nota de la editorial dice: «Que la pornografía se ha convertido en la “educación sexual” de las nuevas generaciones es un hecho innegable. Ahora bien, ¿qué es lo que encuentran a un clic de distancia los chicos entre los ocho y los once años en las páginas web de pornografía? ¿En qué medida podemos decir que eso es “educación” o es “sexual”? ¿Cómo repercutirá este aprendizaje en las mujeres y niñas? En el núcleo de “Política sexual de la pornografía” se sitúa la diferenciación entre sexo y violencia sexual; la reflexión de por qué parte de esta violencia se considera, simplemente, sexo; la pregunta de cómo es posible que los varones se exciten sexualmente en situaciones que son violencia contra las mujeres y niñas; y, por supuesto, la cuestión fundamental: qué consecuencias tiene para todas las mujeres y niñas que se haga equivaler pornografía y sexo».
Y con esto ya es suficiente.
Bueno, no.
Lamento profundamente que Mónica Alario Gavilán haya tenido que ver porno brutal y salvaje para sacar adelante su proyecto. Pero, intuyo seriamente, que ese no es el porno ‘mainstream’ que se hace en USA y Europa.
Hubiese estado bien que Mónica Alario Gavilán no sólo hubiese leído libros de Andrea Dworkin y compañía sino que hubiese preguntado a las mujeres que lo hacen
Le doy algunos nombres de actrices porno por si quiere profundizar.
En España puede preguntar a Amarna Miller, Ginebra Belluci y Apolonia Lapiedra, por citar sólo algunos nombres de la última hornada española.
En Europa podía haber hablado con Sandra Russo, Tina Kay, Anissa Kate, Erika Bella, Clea Gaultier, Laura Angel, Daniella Rush o Blanche Bradburry, entre otras.
Y en Estados Unidos se podría haber puesto en contacto con Romi Rain, Julian Ann, Casey Calvert, Cherie Deville, Brandi Love, Alena Croft, Regan Foxx o Lacy Lennon.
Pero es más que posible que todo eso no sea del interés de Mónica Alario Gavilán.
Pero, lo apuntado más arriba, qué sabré yo, hombre y heterosexual, del dolor de las mujeres cuando son penetradas, ¡penetradas!, por un macho.
Valeeee.
I. Letrado
Editorial: Cátedra Páginas: 424 Año: 2021 |