‘Quarantine sessions’ del pianista Marcus Johnson es uno de esos discos que te asaltan mientras estás a otras cuestiones y que, como quien no quiere el asunto, se acaba convirtiendo en una de las mejores sorpresas jazzeras de ese infausto 2022.
Lo mejor de este disco es que está hecho sin más pretensiones que tocar la música que a uno le gusta. Sí, se supone que esto es lo que debiera ser siempre, pero no lo es.
Y un indicio importante de que el trío que toca aquí es que parece que son más músicos que un pianista (Marcus Johnson), un baterista (Chris ‘Biscuit’ Bynum) y un contrabajista (Antone ‘Chooky’ Caldwell), tocando jazz de una manera rápida, entregada, vivaz y vibrante.
Es tan inusual su forma de abordar el jazz que esta manera de tocar, que trae a la memoria a Duke Jordan, a Eddie Harris y a Joe Sample, entre otros.
El secreto de este disco, si es que hay algún secreto, es que Marcus Johnson toca jazz por el puro placer de hacerlo. Es, en este orden de cuestiones, un ‘amateur’.
Hay que explicar esto. El pianista estudio música en la Universidad Howard donde se licenció, tras su paso por la Universidad de Miami.
Pero Marcus Johnson decidió que prefería estar detrás de los músicos como productor que peleándose con ellos, y que de esta manera podría hacer la música que le gustase hacer.
No sólo eso, Johnson ha desarrollado un carrera empresarial dentro del negocio de la música en la que no le ha ido nada mal.
Así que no es de extrañar la libertad que emana de este disco en el que hay seis temas propios y dos versiones, una el ‘Mais que nada’ de Jorge Ben Jor y la otra es ‘Fortunate’, que popularizó Maxwell.
Sí, entre tanto disco de jazz trascendental también hay una oferta de biojazz, por eso, a veces, uno se olvida de que todavía existen pianistas de jazz como Marcus Johnson.
Vale.
Músicos: Marcus Johnson (piano); Chris ‘Biscuit’ Bynum (batería); Antone ‘Chooky’ Caldwell (contrabajo) Año: 2022 Estilo: Jazz moderno |