Del historiador, ensayista y editor mejicano Enrique Krauze (1947) se puede decir, sin temor a equivocarse, que es una de esas escasas personas a las que se le puede llamar un intelectual, en este caso, y esto es importante, latinoamericano.
Y es que en Sudamérica hay muchos sofistas, muchos leguleyos, muchos populistas y demagogos, a los que enseguida se les coloca bajo el epígrafe de ‘intelectual latinoamericano’. Y no.
El fundador de la revista Letras Libres, fue el brazo derecho de Octavio Paz y, como él, siempre ha propugnado el liberalismo y la democracia, lo que le ha llevado a combatir de manera firme y decidida las tendencias totalitarias y los extremismos ya sea política o intelectual, lo que le ha significado granjearse la animadversión de la izquierda.
‘Spinoza en el Parque México’ recoge una serie de largos diálogos –la forma más antigua y privilegiada de la tolerancia–, que ocupan 784 páginas, mantenidas por Enrique Krauze con el escritor, profesor universitario y expolítico español del Partido Popular, José María Lassalle.
Este tremendo tocho puede considerarse el testamento intelectual de Krauze, no en vano tiene 75 años, ya que a lo largo de sus páginas hace un recorrido por las lecturas, las personas y las experiencias, que lo marcaron durante la formación de su pensamiento intelectual.
Krauze, que ha vivido fascinado por la vida de los otros, debe contar la propia, y nos ofrece una clave de ello: «A veces una vida se aclara mejor en el espejo de otras».
El texto, que se desarrolla de forma lineal, presenta las ideas que le fueron surgiendo con el paso del tiempo, y que las fue descubriendo en las convesaciones con su abuelo, sus maestros, sus colegas y sus amigos.
Nombres como los del ya amentado Octavio Paz, Borges, Vargas Llosa, Cabrera Infante, Gabriel Zaid, Kafka, Mann, Dostoievski, Kołakowski, Isaiah Berlín o Brodsky han pasado por las páginas de la vida (perdón por esto, pero me ha resultado inevitable escribirlo) de este historiador mejicano.
Pero no sólo son nombres de personas de la cultura, también somos testigos, a través de sus palabras, de la diáspora judía o la historia de México; nos asomamos a la vida de dos de las revistas hispanoamericanas más importantes del siglo XX–Plural y Vuelta–; seguimos la historia del siglo pasado –el de las ideologías– y vemos el esfuerzo de nuestro personaje por entender la vida y obra de sus protagonistas.
El título del libro tiene su origen en las extensas conversaciones que sostenía con su abuelo paterno, de profesión carpintero, un hombre de pensamiento socialista e influenciado por el pensamiento spinozista y las raíces de un legado judío.
(Un pequeño excurso sobre ese hombre llamado Barch Spinoza: Fue un filósofo independiente del siglo XVII, descendiente de judíos españoles que escaparon de la intolerancia religiosa a Amsterdam, fue repudiado por su misma comunidad judía y para ganarse la vida se dedicó a pulir lentes. En su filosofía, expuesta fundamentalmente en ‘Ética’ -la del famoso ‘conatus’ -y en su ‘Tratado teológico-político’, Spinoza negaba la separación del cuerpo y el alma y de la eternidad de ésta, identificaba a Dios con el Universo, que ni premia ni castiga. Sus ideas sembraron la ilustración europea que llegaría cien años después).
Hay una idea que define muy bien la personalidad de Enrique Krauze Kleinbort, pues afirma que entre el saber y el poder hay que elegir siempre el primero.
‘Spinoza en el Parque México’ es una reivindicación de la heterodoxia, la razón y la libertad.
Editorial: Tusquets Páginas: 784 Año: 2022 |