El pianista Brad Mehldau, al frente de su trío compuesto por el contrabajista Larry Grenadier y el baterista Jeff Ballard fue el encargado de abrir los conciertos en la plaza de la Trinidad del 56 Jazzaldia con los que se cerraba la inusual edición.
El concierto ofrecido por el pianista originario de Jacksonville (Florida, USA) fue de los que que gustan a casi todos los aficionados al jazz moderno. Y cuando escribo ‘a casi todos’ se debe a que hubo espectadores, entre los que me encuentro, a los que nos dejó tibios.
Sí, Brad Mehldau tiene una gran capacidad de improvisación, tiene momentos hasta brillantes, pero en su conjunto su jazz siempre es una promesa de más que nunca se realiza.
A diferencia de su maestro Keith Jarret, al que imita en tantas cosas (no permitir fotos de sus conciertos, por ejemplo; su relación con el piano,…) a Mehldau no le salva la música que hace.
Bonita sí, intensa, a ratos, pero banal también.
En este sentido sus dos compañeros, Larry Grenadier y Jeff Ballard, le dan sopas con honda, tal y como demostraron en sus solos y en magnífico acompañamiento que realizaron al pianista.
A Brad Mehldau hay que reconocerle una característica importante; la elección de su repertorio, que acostumbra a salirse de los caminos trillados.
En la noche donostiarra tocó temas propios como ‘Ode’ y ‘Highway Rider’, pero también sonaron temas de Paul McCartney (‘Great Day’), de The Beach Boys (‘Friens’) y de Sonny Rollings (‘Airegin’).
Que este trío funcione tan bien como lo hace no debiera extrañar a nadie, pues llevan quince años tocando juntos, así que eso de tocar sin mirarse va de suyo.
Una digresión sobre Mehldau. Este pianista pertenece a ese clase de artistas, como Picasso, el mencionado Jarret, Gorki, Neruda, Boccioni, Céline, Caravaggio, y un largo, muy largo etcétera, que pone de manifiesto que la moral, la buena educación, la amabilidad y otras virtudes no tienen nada que ver con el buen o mal arte.
Es más, y escribiendo ahora sobre eso, cabría preguntarse si para ser un gran artista hay que practicar alguna forma de mal. Pero eso se lo vamos a dejar a los filósofos, que eso excede de mi capacidad intelectual largamente.
Pero no quiero acabar con el señor Brad Mehldau, y, así, rescato una crónica de uno de sus anteriores conciertos que bien valdría para este escrito por alguien al que le gusta este pianista: « Es un pianista silencioso con un toque enormemente lírico y personal, que acostumbra a encontrarse con las notas justas, no a buscarlas. Lo suyo es inspiración del instante, poesía que muere según nace, descubriendo cada noche razones distintas para alcanzar la felicidad».
(Como el señor Mehldau no deja hacer fotos de sus conciertos –esta fotofobia tendría que hacérsela mirar- quien ilustra esta reseña es la incomparable e inconmensurable goseta Lola, faro de esta web).
Músicos: Brad Mehldau (piano); Larry Grenadier (contrabajo); Jeff Ballard (batería). Lugar: 56 Jazzaldia. Plaza de la Trinidad. Donostia. Fecha: 25 de julio de 2021 |