Músicos: Gregory Porter (voz), Alicia Olatuja (voz), Chip Crawford (piano), Aaron James (contrabajo), Emanuel Harrold (batería), Keyon Harrold (trompeta), Yosuke Sato (saxo alto), Tivon Pennicott (saxo tenor), Ondrej Pivec (órgano) Discográfica: Blue Note Distribuidora: Universal Año: 2016 Estilo: Jazz vocal, jazz soul |
‘Take me to the alley’, el cuarto disco a nombre del cantante Gregory Porter, y el segundo para el sello Blue Note, es un trabajo lleno de baladas y medios tiempos que muestra los valores de este músico y también sus limitaciones.
Desde que este cantante de 44 años debutó en 2010 con su ‘Water’, se convirtió rápidamente en la gran esperanza vocal negra, ya que hasta ese momento el vocalista masculino por antonomasia era, y en buena medida sigue siendo, Kurt Elling.
En sentido estricto Porter no ha sido nunca un cantante de jazz-jazz, es muy escaso su trabajo en torno al ‘scat’ (y en este momento son incapaz de recordar algo de eso tanto en disco como en directo) ya que él se ha movido siempre en un terreno donde se entremezclan el soul y el gospel con el jazz. Y es que, a veces, en sus letras, y las doce de este disco son todas suyas al igual que la música, Porter tiene un importante punto de predicador evangélico. No hay que extrañar por tanto que él defina sus canciones como de “amor y protesta”.
En ‘Take me to the alley’ Gregory Porter pone de manifiesto que en estos momentos sea posiblemente el mejor cantante de baladas que hay en el jazz actual; sus interpretaciones del tema que da título al disco, una pequeña joya y, sin duda, de lo mejor del disco, y ‘Don’t be a fool’, ambos interpretados en compañía de la vocalista Chip Crawford, dan fe de ello. La tercera pequeña joya de este disco es ‘In fashion’, que es para no perdérsela.
Por otro lado, cuando Porter tiene que interpretar canciones más rápidas, más rítmicas, sus limitaciones expresivas quedan, también, bastante de manifiesto, y de esta forma ‘Don’t lose your steam’, un tema dedicado a su hijo de tres años y que es una suerte de consejos de vida de un padre a su hijo, y ‘Fan the flames’, presentan a un cantante al que, paradójicamente, le falta ese punto de entrega necesario para atrapar al oyente. Si ‘Fan the flames’ se salva es gracias al trabajo del joven trompetista Keyon Harrold.
‘Take me to the alley’ no es ningún tropiezo en la carrera de Gregory Porter, de hecho no le va a hacer perder seguidores ya que en buena medida ofrece lo que se puede esperar a estas alturas de él, pero tampoco es un avance.
Jaun Ez