‘Pindio II’ es el nuevo trabajo del saxofonista cántabro Juan Saiz, un hombre que en su música apuesta decididamente por el free jazz y la improvisación más libre.
Prueba de ese gusto por la libertad interpretativa es que para él «a la hora de tocar debe-mos dejar fluir desde el inconsciente, desde adentro, lo ideal es que el intelecto no interfiera en el proceso».
En este entrevista, realizada por correo electrónico, Saiz muestra sus ideas en torno a la creatividad musical y, por supuesto, da cuenta de por qué este ‘Pindio II’.
La primera, ¿por qué optó por el free jazz como forma de expresión?
Yo no elegí el free jazz, simplemente hago mi música, la cual tiene influencias muy diversas. Desde luego que la improvisación juega un papel fundamental, pero es que desde que tengo uso de razón la improvisación ha sido parte esencial de mi música, incluso mucho antes de descubrir el jazz y saber que había gente que improvisaba en directo. Para mí la improvisación era la fuente de la que nacían las composiciones y, en éstas dejaba partes libres para el momento de la interpretación.
¿Cómo y por qué surge este disco?
En primer lugar, surge por pura necesidad de expresión, por las ganas de seguir generando una obra y por las ganas y la convicción que tengo de estar encima de un escenario. Ha pasado tiempo desde la última grabación que hice con esta formación y he encontrado un buen momento para volver a escribir pensando en estos músicos y en la línea estilística del proyecto Pindio.
Por otra parte, hoy en día, los trabajos caducan muy rápido y si queremos seguir en activo no nos podemos permitir el lujo de dormirnos y no seguir componiendo, grabando y publicando.
Salvo por la sustitución de Álex Reviriego por Manel Fortià en el contrabajo sigues con el pianista Marco Mezquida y el baterista Genís Bagés. ¿Cuáles fueron los criterios para elegir a los músicos y que aportan a tu propuesta musical?
Son fantásticos músicos, los mejores para tocar mi música. Tienen una gran capacidad de escucha y adaptación y son generosos a la hora de tocar, situando siempre el grupo por encima de lo individual, lo cual es muy necesario para tocar con otros músicos. Además, gracias a su amplísimo bagaje pueden adaptarse a diferentes tipos de composiciones, partituras o ideas de una forma muy rápida y sin necesidad de demasiadas explicaciones, que es algo que valoro muy positivamente puesto que busco que sea cada músico el que aporte lo mejor de sí mismo en vez de ser yo el que determine exactamente qué es lo que quiero que haga y, para eso no hay que hablar demasiado.
¿Pindio es una exigencia para el oyente?
Supongo que depende de la actitud con la que se acerque a la escucha. Es una música que no considero que sea intelectual, sino que más bien está entre lo visceral y lo intangible, lo inconsciente.
La idea de mi música no es hacer que sea algo inaccesible sino todo lo contrario, realmente no hay nada que descifrar ni nada que entender, se trata más bien de abrirse a percepciones que aunque no son mainstream, sí tienen el valor de la honestidad, la sinceridad, de saber que hacemos algo que nace desde dentro.
En este sentido, ¿quiere que el oyente sea una parte activa de su música y no sólo pasiva, no sólo oyente?
Efectivamente, este es un aspecto importante a destacar. Tampoco me atrevería a decir a nadie cómo debe escuchar música puesto que hay muchas formas de escucha: se puede poner música de fondo, se puede escuchar activamente desde el plano intelectual y se puede escuchar dejando que el sonido nos penetre sin juicios…
Han pasado seis años desde el primer Pindio ha sido muy montañoso llegar a este segundo Pindio
En estos seis años no he estado parado, he iniciado otros proyectos y he estado publicando otros trabajos. Desde luego que no está nada fácil el camino para los que nos dedicamos a esto, pero es que, cuando nuestra elección es hacer nuestro propio camino, nos encontramos con que estas sendas que no han sido transitadas antes y tenemos que ir construyendo el camino a cada paso.
Nadie ha dicho que sea fácil pero cuando uno encuentra que su trabajo tiene repercusión y que tiene posibilidades de llevarlo al directo, entonces se encuentran estímulos externos y también un retorno económico que facilita nuevas publicaciones.
En su música hay también, me parece, muchas influencias de música contemporánea clásica, por así decir, ¿Qué compositores le interesan y qué estilo le interesa más?
Sí, mi formación con la flauta fue clásica y tengo el bagaje de toda esta música del cual no me puedo desprender. Compositores como Béla Bartók y Olivier Messiaen son constante fuente de inspiración para mí, ambos tratan de acercarse a la naturaleza a su manera, Bartók con el estudio del folclore, en el cual llevó a cabo un trabajo de una grandísima trascendencia y Messiaen con su acercamiento al canto de los pájaros. Además, los dos eran intérpretes que desarrollaban improvisaciones en sus conciertos. Lo cierto es que me siento más afín a este tipo de músicos que a muchos puristas del jazz.
De la misma manera que hay un ‘Index librorum prohibitorum’ ¿cabría hablar de un ‘Index Musicorum Prohibitorum et Derogatorum’ con esto de lo políticamente correcto?
Pues yo diría que lo que hay es una reducción de la capacidad de escucha en particular y de la capacidad de pensamiento en general. Quizás no existe de una forma manifiesta pero sí de manera sutil y, lo hace atacando directamente a lo que nos hace humanos.
En la música se exhiben de manera permanente ciertos estilos, compases, tipos de letras, progresiones armónicas y tipos de melodías que son las únicas que salen en las radios, y son las más potenciadas por los algoritmos de las plataformas de vídeos.
Pero pasa con muchas más cosas, con la comida por ejemplo, todo el mundo sabe que la comida casera, sin procesamiento industrial ni aditivos es mucho más sana, pero es que la comida procesada pasa por un proceso de ingeniería y conversión artificial con el que engañan al ser humano.
Hay dos temas que llevan por título ‘Dogma’ ¿Cuál es su dogma? ¿Se definiría como dogmático, en cuanto a la música que hace?
Precisamente son dos temas en los que no había nada prefijado, son dos improvisaciones. Los quise titular así por hacer referencia a los dogmas con que nos atacan y sobre los cuales es un problema disentir.
‘El grito’, ¿tiene que ver con la protesta o con un homenaje al cuadro de Munch?
Es pura protesta, son las ganas de dar un puñetazo encima de la mesa, la rabia contenida. Estamos en una época en la que hay demasiadas injusticias y demasiada manipulación como para ser políticamente correcto.
¿Cómo músico de free hay mucho de su inconsciente en la música que hace?
Interesante pregunta, a la hora de tocar debemos dejar fluir desde el inconsciente, desde adentro, lo ideal es que el intelecto no interfiera en el proceso. Pero esto es extensible a cualquier música, no creo que sea una característica exclusiva de lo que llamamos free.
Tanto este como el anterior, así como con tu trío con Lucía Martínez y Baldo Martínez, los has grabado en Leo Records, donde también lo han hecho Anthony Braxton, Cecil Taylor o la Sun Ra Arkestra ¿Cómo has logrado grabar en un sello tan prestigioso y tan difícil de entrar en él?
Leo Feigin (creador y director del sello) ha sido impulsor de algunas grabaciones icónicas con grandes referentes que han grabado para él. Yo quería encontrar una buena plataforma para publicar mi música y entonces presenté a Leo el primer trabajo de Pindio, el cual recibió con entusiasmo y apostó por él. Desde entonces ha ido creciendo la confianza y actualmente la relación a la hora de publicar es fluida.
Ya que los he mencionado, ¿cómo va su trío con Lucía Martínez y Baldo Martínez?
Artísticamente estamos muy contentos, para mí particularmente es una gran felicidad subirme a tocar con ellos, no hace falta hacer nada, tocamos tal cual somos y nos entendemos con mucha naturalidad. Nos gustaría tener más oportunidades de tocar juntos, pero estamos felices de continuar con el proyecto en activo.
Antes de entrar en el estudio ¿ensayaron las piezas o prefirió que todo fuese a primera sangre?
La música que presento tiene algunas partes obligadas que fue necesario ensayar puesto que no son sencillas de leer a primera vista, pero hay otras muchas cosas que era mejor dejar abiertas para el momento de la grabación con el fin de que la espontaneidad surgiera con más facilidad y también de no dejarnos arrastrar por ideas anteriores.
Como músico que está en la improvisación pura, ¿hay alguna diferencia entre la música escrita y la no escrita?
Bueno, practico la improvisación y me considero un improvisador pero no solo estoy ahí, también toco música escrita y colaboro con ensembles clásicos, bandas de jazz convencional, música tradicional…
Si nos vamos a lo esencial, tocar música es lo mismo, da igual que toques una partitura con notación tradicional, notaciones alternativas, una progresión de acordes o un papel en blanco, son diferentes puntos de vista para llegar a lo mismo, que es la música. Lo que sí puede cambiar son los recursos técnicos y las capacidades que se pueden requerir al acercarse a la música desde un punto de vista u otro.
¿Cómo de pindio (empinado) es el camino de los jazzman que están en la onda del free?
No está fácil la verdad, todos los que intentamos hacer un camino propio sentimos como cuesta cada paso.
La última, si difícil es grabar un disco más lo es presentarlo en directo ¿Cómo lleva esto?
Pues está complicado, somos muchas propuestas de todo tipo y muchas programaciones de jazz que optan por una línea estética convencional. Espero que los programadores puedan escuchar este trabajo como lo hace el público que normalmente, tiene menos prejuicios estéticos y, que se atrevan a contratar a las propuestas más arriesgadas que, desgraciadamente, nos vemos un tanto relegadas en este país.