Con ‘La posliteratura’ Alain Finkielkraut ha hecho honor a su profesión, la de filósofo.
Y no voy a comete la indecencia de decir que lo hace como filósofo crítico, pues quienes se reivindican como tales (y en España, camisa blanca de mi esperanza, hay tipos que se llaman así, filósofos críticos, a toneladas) son los más sumisos y genuflexos con el poder –si es de izquierda, claro.
Las 195 páginas de este libro, con se lee con verdadero interés, están llenas de furor y son una denuncia en toda regla del postureo de los intelectuales y artistas que se denominan a sí mismos como de izquierdas.
A Alain Finkielkraut , Finky para sus amigos franceses, hay que agradecerle su valentía y franqueza. Hay ideas en ‘La posliteratura’, pero también hay denuncia, con nombres y apellidos, de quienes están llevando adelante esta matanza cultural a la civilización occidental, como por ejemplo la resentida Annie Ernaux, una mujer que, se puede apostar, ocupará en la literatura el mismo lugar que ocupa José Echegaray.
Y es que Alain Finkielkraut (73 años), cuyos abuelos murieron gaseados en Auschwitz y su padre fue un sobreviviente de ese campo (sí, este filósofo es de origen judío), ha sido cancelado en muchos ámbitos académicos e incluso ha sido agredido físicamente en la calle por esos que claman libertad de expresión e igualdad para todos.
En este muy recomendable libro, el filósofo francés, entra de lleno en la guerra cultural, y libra una batalla contra los dictados simplistas y destructivos de la izquierda ‘woke’ y sus agravios fantasiosos. Y, así, no duda en calificar a las neofeministas actuales (diría que podría pensar, en el caso español, en Pam, en Irene y en María Victoria) de «malas ganadoras».
En esta lucha este miembro de la Academia Francesa se hace acompañar por algunos de sus autores favoritos como son Milan Kundera y Philip Roth, que también han sufrido el embate de los ‘woke’.
Aunque Alain Finkielkraut tira de muchos ejemplos franceses para poner en solfa el neofeminismo simplificador y el antirracismo sonámbulo, entre otros temas, cualquiera puede poner ejemplos de lo mismo que sucede en España, desde Rosa Montero a Elvira Lindo pasando por Manuel Borja-Villel (que ha tenido a bien convertir el Museo Reina Sofía en un gaztetxe de medio pelo), Pedro Almodóvar, o cualquier otro de similares características.
Una frase de Finky que hago mía: «Lejos de sentirme avergonzado por ser hombre y heterosexual, doy gracias por la posibilidad que se me ha otorgado de admirar en las mujeres una diferencia, una alteridad que se arrebata incluso en la fusión de los cuerpos» (pg. 52).
A pesar de que ‘La posliteratura’ no deja de ser un lamento por la muerte de la cultura y el arte como modos de libertad, lo cierto es que con libros como este hay partido y hay esperanza.
Vale.
Editorial: Alianza Editorial Páginas: 195 Año: 2023 Traducción: Elena M. Cano, Íñigo Sánchez-Paños |