‘El eco ce los disparos’ de la investigadora Edurne Portela es uno de los más exitosos de los que están dando cuenta del así llamado ‘conflicto vasco’, que de esta manera es como lo presenta la autora.
Tal es su éxito, que esta que aquí comentamos es su sexta edición, desde que se editó originalmente en el año 2016.
El así llamado ‘conflicto vasco’ al que se refiere Portela no es otra cosa que un eufemismo para denominar el asesinato y la extorsión política, económica, cultural, social, que practicó la banda terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna) durante más de medio siglo tanto en el Paóis Vasco, como en España, en especial Madrid, pero también Barcelona o Sevilla.
Edurne Portela quiere dar cuenta de ese mundo vivido y percibido a través de dos manifestaciones culturales muy destacadas; en especial cine y en menor medida la literatura, donde dicha sea de paso le da un buen palo a la sobrevalorada ‘Patria’ de Fernado Aramburu aunque rescata ‘Los peces de la amargura’ de ese mismo autor.
De esta manera por las págins de ¿el eco de los disparos’ pasan cintas como ‘Todos estamos invitados’ de Manuel Gutiérrez Aragón, que no le ha fustado mucho a la autora, hasta ‘Tiro en la cabeza’ de Jaime Rosales, que le parece más interesante pasando por ‘Ocho apellidos vascos’, que tampoco le ha gustado, y ‘Asier ETA Biok’ de Aitor Merino, que sí le parece más interesante.
En cuanto a la literatura, que en el año 2016 no había asistido a esta suerte de boom literario que se está dando en torno al terrorismo vasco, da cuenta de obras como ‘Twist’ de Harkaitz Cano, ‘Ojos que no ven’ de J.A. González Sainz y ‘Los trapos sucios’ de Angel Lertxundi.
‘El eco de los disparos’ es un libro que te va a gustar vaya por delante que si eres de izquierda o similares porque va a cimentar tus ideas de inicio –esto fue un conflicto entre dos partes-; y si no eres de izquierda, o si tienes una mirada propia hacia al asunto por haberlo vivido en primera persona, el libro puede ponerte entre irritado y muy mala hostia.
Dos notas finales; en la crítica que le realizó el catedrático de Ciencias Políticas Antonio Elorza se podía leer lo siguiente: «A lo largo de su libro El eco de los disparos, Edurne Portela utiliza la expresión “conflicto vasco”. Pero la autora se cura en salud, advirtiendo que es contraria a su uso por la izquierda abertzale y que ella se remite a las acepciones de la RAE como situación desgraciada o material de discusión. Sorprende que una especialista desconozca que cuando existe ya un léxico consolidado, adscrito a una formación política y asumido generalmente como tal, su uso recurrente connota aceptación, ya que los lectores no van provistos del diccionario de la RAE y sí entienden (o rechazan) lo que ETA o Bildu dicen al hablar de «conflicto vasco».
Dos, Edurne Portela, debiera saber, y seguro que lo sabe pues habrá leído con atención a Aurelio Arteta, que el terrorismo es un conjunto de acciones violentes que afecta a toda la sociedad. Es decir, que todos, en la medida en que nos vemos afectados por esas acciones somos víctimas del terrorismo. ETA no era una banda mafiosa o un cartel de traficantes de droga. Era, es, una banda política, y sus acciones no tienen un carácter individual, sino colectivo. El asesinato de un ser humano, arrancarle lo único que tiene un individuo, tiene como fin, entre otras razones, someter a los dictados políticos al conjunto de la sociedad.
Dicho de otra manera, y ya lo dejo porque me estoy enrollando y no me pagan por eso, no se puede, más exactamente, no se deber, ser equidistante, ya que esa equidistancia puede llevarte a convertirte en aquello que señaló Daniel Goldhagen refiriéndose al nazismo, en un verdugo necesario de ETA.
Por cierto, no estaría nada mal que en las siguientes ediciones de este ‘El eco de los disparos’ de Edurne Portela incluyesen un bonito índice onomástico.
Pero, ¡bah!, yo no tengo ni idea de esto y lo escrito hasta aquí es más que nada porque había que escribir más de 300 palabras.
Vale.
Editorial: Galaxia Gutenberg Páginas: 219 Año: 2023 |