Editorial: Anagrama Páginas: 344 Año: 2016 Traducción: Antonio-Prometeo Moya |
Hace muchos años un grupo de rock, los Ilegales, cantaba “tiempos nuevos, tiempos salvajes”. Pues no. Se equivocaron de pleno. Como todos. Resulta que de lo que se trataba, de lo que se trata, de “tiempos nuevos, tiempos ligeros”, o al menos eso es lo que cree y argumenta con tino el filósofo Gilles Lipovetsky en su último libro ‘De la ligereza’.
Si Paul Virilio considera la velocidad como la característica esencial de la modernidad, y sí, para Lipovetsky aquello que configura el tiempo presente es la ligereza: de las artes plásticas a la industria de la energía, de la informática a las prácticas consumistas, de la tecnología a la medicina, la miniaturización, la provisionalidad, la liberación de todas las ataduras, la evanescencia, la frivolidad y la virtualidad recorre Occidente como expresión de deseos, aspiraciones, sueños, esperanzas y utopías.
Sin embargo, no hay que equivocarse, la ligereza puede ser muchas cosas menos ligera: “la civilización de lo ligero significa todo menos vivir ligeramente. Pues si las normas sociales aligeran su peso, la vida en cuanto tal se presenta más pesada”, advierte Lipovetsky. Es más, hay que actividades que por su dimensión social, cultural, política o económica nunca serán ligeras, siempre serán duras y pesadas, unidas al esfuerzo y, con frecuencia, al sufrimiento.
La idea que subyace en el libro es aquello que ya apuntó el poeta Paul Valéry: hay que ser ligero como el pájaro y no como la pluma. Esta es la idea.
Ahora bien, el triunfo en la elección presidencial de Donald Trump, que Gilles Lipovetsky no creía posible, puede hacer que los ciudadanos quieran huir de la ligereza y volver a discursos más pesados y más duros. Igual los tiempos están cambiando.
Q.E.D