Del director de cine Billy Wilder se puede decir, sin temor a equivocarse, que ha sido uno de los mejores de la ya centenaria historia de esta industria.
Suyos son títulos como ‘El apartamento‘, ‘Con faldas y a lo loco’, ‘Un, dos, tres’, ‘Sunset Boulevard’, ‘Perdición’, ‘Sabrina’, ‘Irma La Dulce’, ‘Primera plana’ y ‘Fedora’, entre otras muchas de una filmografía envidiable.
El rodaje de ‘Fedora’, una película infravalorada en su momento y que fue la penúltima que dirigió Wilder en el año 1978, es la excusa que tiene el escritor británico Jonathan Coe para narrar la historia de ‘El señor Wilder y yo’ (Anagrama).
La protagonista del relato es Calista Frangopoulou, una mujer griega compositora de bandas sonoras y que lleva afincada en Londres desde hace décadas, que sufre una importante crisis profesional y un cambio en su vida familiar cuando una de sus hijas abandona el hogar familiar y otra quiere abortar.
Es en estos momentos cuando Calista recuerda sus inicios en el mundo del cine y donde surgen con brillantez las figuras de Billy Wilder y I. A. L. Diamond (Iz para los amigos), su insustituible colaborador.
En ‘El señor Wilder y yo’ asistimos no sólo al rodaje de ‘Fedora’ y sus diversos avatares, tanto en Gracias como en Alemania, sino también a las reflexiones que Wilder e Iz realizan sobre el cine (eso de «los niños con barba» refiriéndose a Scorsese, Cioppola y Spielberg, está muy bien), la política (no hay que dejar de leer las páginas, que a modo de guión de cine, describen la vida y la huida de Alemania del director de origen vienés) y la vida misma (las incertidumbres de la juventud y de la edad adulta; la familia,… ).
Jonathan Coe ha escrito un libro amable, nostálgico, de hechuras clásicas, que se lee con gusto y simpatía, y teniendo en cuenta que el protagonista es el director de ‘Un, dos, tres’, las sonrisas cómplices están aseguradas.
Esta conocida anécdota no está en el libro, pero no me resisto a contarla, pues da cuenta del humor socarrón e irónico de Billy Wilder: En 1993 cuando el director español Fernando Trueba ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por ‘Belle Époque’ aseguró en su discurso de aceptación del galardón que «Me gustaría creer en Dios para agradecérselo. Pero solo creo en Billy Wilder… así que, gracias, Mr. Wilder». Al día siguiente Wilder le llamó al para decirle: “Fernando, soy Dios».
Sí, leeros este ‘El señor Wilder y yo’ de Jonathan Coe, es una buena forma de empezar el año literario del año del señor de 2022.
Vale.
I. Letrado
Editorial: Anagrama Páginas: 280 Año: 2022 Traducción: Javier Lacruz |