Si después de leer ‘Escritores y artistas bajo el comunismo’ del periodista y editor Manuel Florentín; o eres un idiota (tanto en sentido griego clásico como en el contemporáneo) o eres un tipejo con un espíritu asesino desmedido.
Y a partir de aquí todo es poesía de la mala.
Tomando como coartada a los escritores y artistas, Manuel Florentín ha escrito una historia del comunismo a través del maltrato dispensado a estos creadores a los que se les consideraba enemigos de la causa, y a los que se les reducía a la condición de esclavos o siervos y a los que les privaba, por tanto, de su condición de ciudadanos. Siempre y cuando tuvieran la suerte de seguir vivos.
O por resumirlo en tres palabras lo que el comunismo hace, porque sigue haciéndolo allá donde lamentablemente sobrevive, con los escritores y artistas: censura, represión, muerte, que es el subtítulo del libro. Esa es la trinidad cultural del comunismo.
‘Escritores y artistas bajo el comunismo’ recorre toda la historia del comunismo, desde el ascenso al poder de Vladímir Ilích Uliánov, Lenin, en Rusia, en 1917, hasta la Nicaragua de Daniel Ortega.
Y como si fuese un martillo pilón Manuel Florentín, que se declara de izquierdas («Yo soy una persona de izquierdas, por eso creo que es fundamental denunciar desde la izquierda los crímenes del comunismo), va desgranando, las atrocidades cometidas en todos los países que han vivido bajo la dictadura comunista.
El listado de artistas reprimidos es extenso, mucho, y aunque la Unión de las Repúblicas socialistas (URSS) se lleva la mayor parte, no por ello pierde de vista lo sucedido en China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Polonia, Rumanía y con ellos todos los países llamados del ‘Telón de Acero’.
Sólo algunos nombres de escritores y artistas represaliados; Mijaíl Bulgákov, Isaak Bábel , Borís Pasternak (que renunció al Premio Nobel de Literatura ante las amenazas del gobierno), Anna Ajmátova, Marina Tsvetáieva, Osip Mandelstam y su esposa, Nadiezhda, Adam Michnik, Czeslaw Milosz, Mircea Cartarescu, Gioconda Belli, Sergio Ramírez, Havzi Nela, Lin Zhao Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas… y más, muchos más.
Hay momentos en los que la lectura es atroz (Vsevolod Meyerhold, la poeta china Lin Zhao o el poeta albanés poeta Havzi Nela) y lo documentado está al nivel de lo que hicieron los nazis en los campos de exterminio. Si acabas pensado que nazismo y comunismo son las dos caras de una misma moneda no vas descaminado.
La sexta y última parte del libro se titula ‘Compañeros de viaje en Occidente’ y en él da cuenta de todos esos escritores y artistas que apoyaron públicamente los crímenes que se sucedían en los países comunistas. A esas personas (Jean-Paul Sarte, Simone, Louis Aragon, Paul Élouard, Renato Gattuso, Hobsbawm, Pablo Neruda,… como lo de España es de aurora boreal lo dejamos para otra ocasión).
De todos se puede decir que fueron verdugos voluntarios del comunismo y que ya es imposible que den lecciones de moral o muestren una superioridad virtuosa. Son sólo legitimadores de asesinos.
Hay que destacar las notas, la bibliografía y el índice onomástico que aparecen al final del libro.
Manuel Florentín ha escrito un libro muy necesario.
Y es que ya lo dejó dicho una tal Simone Weil: «Pero cuando se reivindica la libertad, se debe de tener el coraje de decir lo que se piensa, incluso si ello causa desagrado».
Vale.
Editorial: Arzalia Ediciones Páginas: 910 Año: 2023 |