Richard J. Evans: Gente de Hitler. Los rostros del Tercer Reich

Con ‘Gente de Hitler’, que lleva por subtítulo ‘Los rostros del Tercer Reich’ el historiador británico Richard J. Evans intenta hacer algo bastante difícil; a saber, demostrar que los nazis, en especial los más cercanos al líder no eran monstruos descerebrados y patológicos, sino más bien todo lo contrario.

Siguiendo a Nietzsche se puede decir que los nazis eran humanos, demasiado humanos. Lo mismo se puede decir de sus antagonistas, los comunistas, con los que tantas concomitancias guardan. Y es que detrás de todo torturador, de todo genocida, de todo asesino, hay un tipo que cultiva y cuida bonsáis como si en ello le fuera la vida.

Por si acaso hay algún despistado y puede creer que Richard J. Evans es un nazi oculto que quiere blanquear los crímenes de nazismo hay que recordar que este historiador británico es uno de los mayores expertos mundiales en la historia del nazismo.

Lo que, creo, que Evans pretende indicar, entre otras cuestiones, al trazar el perfil de 24 de los más destacados jerarcas nazis, desde los muy conocidos Joseph Goebbels, Hermann Göring, Heinrich Himmler, Reinhard Heydrich, el más desconocido Robert Ley, pasando por los Von Ribbentropp, Karl Brandt y Albert Speer es mostrar que usted, querido lector, también puede ser un nazi.

Richard J. Evans pasa su escalpelo por estas dos docenas de criminales nazis dividiéndolos en tres niveles: los paladines (Göring, Himmler), los apoderados (Rudolph Hess, Von Pappen) y los instrumentos, entre los que se encuentra Leni Reifenstahl, pero a los que se podría añadir Martin Heiddeger (¿sabéis que hay heideggerianos de izquierdas?) y Carl Schmit, entre otros cientos.

Tiene bastante de perturbador, por su cotidianidad, el imaginar a Himmler en la sauna, o a Eichman jugando al pimpón, en especial cuando estamos acostumbrados a verlos en sus elegantes uniformes diseñados por Hugo Boss.

‘Gente de Hitler. Los rostros del Tercer Reich’ de Richard J. Evans es uno de esos libros que hay que leer con atención para sacar lecciones, porque se sacan lecciones de su lectura, para el mundo de aquí y ahora.

Vale.