El escritor austriaco Stefan Zweig (1881-1942) fue sin duda una de las figuras intelectuales más destacadas de la Viena del primer tercio del siglo XX.
Con Zweig no hay término medio; o se le odia, y tiene enemigos de mucha enjundia; o se la ama sin medida, y su grupo de rendidos admiradores se cuenta por cientos.
Este escritor de origen judío, que le llevó a salir por pies de su país cuando Adolfo Hitler subió al poder en Alemania, tocó (casi) todos los géneros literarios, ya fuese el relato corto (‘Carta a una desconocida’, ‘Novela de ajedres’), las memorias (‘El mundo de ayer’) o las biografías , género donde fue reconocido como uno de los mayores biógrafos de todos los tiempos (ahí sus obras sobre Casanova, Stendhal, Tolstói o María Antonieta), y en todos ellos alcanzó un éxito indudable.
‘Momentos estelares de la humanidad’, uno de su libros más populares (fue lectura obligatoria en las escuelas en Alemania y Austria), se enmarca dentro de las narraciones biográficas, y cuenta esos instantes vitales que marcan una vida e incluso la historia de la humanidad.
Stefan Zweig condensa en catorce relatos el devenir de la historia humana: desde el ocaso del imperio de Oriente, en el que la caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453 adquiere su signo más visible; al nacimiento de El Mesías de Händel en 1741; pasando por la derrota de Napoleón en 1815 (ese mariscal Clouchy es un personaje impagable); el indulto de Dostoievski momentos antes de su ejecución en 1849 y el tendido del primer cable transoceánico, entre otros varios.
Como no podía ser de otra manera, a pesar de la genialidad de Stefan Zweig, ‘Momentos estelares de la humanidad’ es un libro irregular.
Al lado de textos emocionantes, como el dedicado a Cicerón, hay otros que se los podía haber ahorrado. Como aquí escribo de manera kamikaze diré que ese texto dedicado a Goethe lo podía haber guardado en el cajón del olvido (pero eso es lo que tienen las locas pasiones).
Merece la pena destacar el rescate de dos personajes olvidados por la historia y que Stefan Zweig reivindica. Uno es J.A. Sauter, protagonista de ‘El descubrimiento de El Dorado’, al que el gobierno americano le quitó lo que es suyo, el estado de California; el otro es Cyrus W. Field, responsable de que Europa y América pudieran comunicarse a través del telégrafo por primera vez en la historia, cambiando el mundo de una manera radical.
En todo caso, como han escrito por ahí -y es cierto-, un libro escrito con una manifiesta voluntad de instruir deleitando.
Vale.
Editorial: Alianza Editorial Páginas: 331 Año: 2023 Traducción: de Carmen Gauger |